Krilin debe vivir
¿Por qué el anime japonés de peleas más popular de la tierra ya no tiene a ningún terrícola en combate?
Todavía recuerdo la primera vez que vi morir a Krilin. Era verano, iba a entrar a tercero de secundaria y leía tumbado en mi cama una revista que resumía volúmenes completos de mangas populares. Su muerte a manos de Freezer —quizás en mejor de villano de toda la serie— fue tan traumática que algo en el bueno de Goku se quebró.
Su primera muerte de un golpe en la cabeza propinado por el olvidado Tambourine, uno de los hijos de Piccolo, durante el Torneo de Artes Marciales , fue un ensayo de lo que vendría después. Antes de Toriyama en las historias juveniles los protagonistas sufrían pero no morían. En Dragon Ball, además, los antiguos rivales se hacían aliados y unos capítulos después hasta amigos de parrillas.
Del experimento saco en claro que la muerte de un amigo hacía más creíble la ira de Goku. Es decir, justificaba ese cambio radical de personalidad. A veces pasa inadvertido, pero el arquetipo de héroe de Toriyama, fue revolucionario. Antes de él los héroes eran islas que solo podías admirar desde las costas de la normalidad. Su popularidad no estaba ligada a su poder sino a que también podías reír junto a él. Gastarle una broma. Invitarlo a comer.
A pesar de la aparente sencillez de las primeras sagas de Dragon Ball, su historia humanizó el rol del héroe llenándolo de defectos terrenales: un adulto que se escapaba a entrenar, que le aburría trabajar, siempre listo a huir de su casa. El ser más poderoso del mundo era un papá más bien mediocre. Iniciando la era del héroe imperfecto.
De ahí que el impacto de la segunda muerte de Krilin fuera tan crítico, pues ahora no era la rabieta de un niño sino la ira de un hombre. Toriyama, en un acto que con el tiempo se ha vuelto más genial, decidió mostrar ese cambio de una forma más visible. Creando uno de los aspectos más fundamentales del shonen: los power ups. El estado súper saiya es uno de los momentos más épicos de todo la historia del manga.
Este incremento dramático de poder es tan influyente que está presente en los mangas más populares de los últimos veinte años. Todos siguen una estructura similar: ocurren sin quebrar las reglas del mundo de ficción, es el resultado de profundizar en la complejidad de la historia, la pequeña historia transforma el mundo.
¿Sería el final-final del casi monje Shaolin? Pensé, iluso de mí. En aquel tiempo tardé meses en saber el desenlace, felizmente en los mundos de papel y la tinta la resurrección es siempre una posibilidad. En estos días ya sabemos que Krilin ha muerto hasta cuatro veces, convirtiéndose en el personaje más resucitado por las esferas del dragón.
Nada de esto fue casual. Las esferas le sirvieron a Toriyama para balancear su mundo narrativo. En Dragon Ball donde para hacerte más fuerte debes entrenar, las esferas se usaron para aquello que un mortal no podría conseguir por más que se esforzara, como traer a un muerto al mundo de los vivos.
En la primera batalla contra Freezer se reveló también la verdadera historia de origen de Goku. Ahora era un ser tan fuerte como Superman, pero a diferencia del hijo de Kriptón quería entrenar, romper sus límites y hacerse todavía más fuerte. En aquel entonces pensé que ese sería el final de la historia, ¿qué tan fuerte se puede llegar a ser? reconocer tus límites es tan humano.
Además, el lector de mangas lleva una vida evitando ser molido a golpes. Y, sin embargo, todos en Dragon Ball parecen tan contentos de sacarse la mugre. ¿Por qué para Toriyama agarrarse a trompadas es el paso previo a una amistad?
Cuando al fin pude ver la serie por televisión entendí que desde el comienzo, Goku más que tenerle rabia, intercambiaba golpes porque quería hacerse más fuerte. En karate para tener un cinturón negro, debes haber ganado al menos diez peleas. En el mundo de las artes marciales, para hacerse fuerte hay que agarrarse a madrazos. Entrenar, romper tus límites, hacerte más fuerte, encontrar un rival, repetir.
Por eso Akira Toriyama siempre ha escogido a extraterrestres para presentar a sus héroes y villanos. Libres de las limitaciones de la especie Goku sigue su camino hacia ser el más fuerte de todos los universos. Su antítesis, un ser que nunca fue débil, que no le veía sentido a esa idea de "hacerse más fuerte", fue quién liquidó a Krilin, apenas levantando un dedo.
Freezer era lo opuesto a Goku, su poder no le había costado ni un balde de sudor. Era un tan despiadado que mataba porque sí. Su deseo era dañar, no hacerse más fuerte. Goku un alien que había sido criado como un humano, nunca mataría a nadie, para él los rivales fuertes deben entrenar, superar sus limites, y ya saben.
De ahí que prefiere dejar a Freezer a su suerte antes que darle el golpe final. Y con los años lo veríamos «resucitar» hacerse más fuerte y convertirse en lo que juró destruir.
La longevidad de la serie se la debemos a Krilin. Antes de su muerte todos eran tan fuertes que podían volar, lanzar misiles de energía de las manos y dejar un planeta repleto de cráteres. Es decir lo usual.
Para que la serie pudiera ir más lejos los humanos debían dejar de pelear. De ahí que su muerte cambiara el rumbo de la historia: paso de la aventura de artes marciales a la fantasía de unos aliens adictos a la pelea. Los golpes se hicieron tan rápidos que ni se podían dibujar. Las técnicas empezaron a desafiar las leyes de la física y ni los planetas podían aguantar su fuerza.
En un mundo que lo había dejado de lado, Krilin no quizo que su estancamiento en poder lo afectara. Su muerte le hizo entender sus limitaciones y el riesgo de andar entrenando con Goku. Agradecido de sus resurrecciones, evoluciono de co-protagonista a personaje secundario.
Cambio estar en el frente y se hizo policía. Tomo a una androide como esposa y se dejó un mostacho. Creció. Era el humano-humano más fuerte de la tierra, pero cuando las batallas dejaron de ser planetarias y se pusieron en riesgo universos enteros, hizo lo que un humano haría, cogió su traje de guerrero y lo guardó en el perchero.
Las otras muertes de Krilin fueron más accidentales que en el campo de batalla, consecuencias de estar muy cerca a un cuasi dios. Goku siguió en lo suyo incapaz de cambiar. Como un Sísifo encantado con su tarea.
Dragon Ball nos hizo entender qué tipo de persona deberíamos aspirar a ser. No tiene sentido ser frío en la vida es mucho más divertido escoger un rival, una meta. A veces ganas, a veces pierdes. Lo importante reside en lo que harás después de la pelea.